martes, 15 de marzo de 2011

Tsunami de Japón afectará a costas del Pacífico mexicano: Sismológico de la UNAM

• Incremento en oleaje, una de las consecuencias, explicó Carlos Valdés González, jefe del SSN

• En los últimos 272 años, 56 de esas olas gigantescas se resintieron en las costas del Pacífico, lo que significa que cada cinco años se registra una de ellas, informó Elena Centeno García, directora del Instituto de Geología

El tsunami, causado por un sismo de 8.9 grados en la escala de Richter, que sacudió el noreste de Japón, afectará, “no con la misma intensidad, sino con oleajes de hasta un metro”, a las costas mexicanas del Pacífico, informó el jefe del Servicio Sismológico Nacional (SSN) de esta casa de estudios, Carlos Valdés González.

La primera región alcanzada en el país por el fenómeno natural fue Baja California, abundó.

“Por la diferencia de horario, en Ensenada empezó a sentirse a las 8:44, tiempo del Pacífico, con oleaje de un metro de altura; en Puerto Vallarta, a las 12:44 horas locales, también con un nivel de un metro de altura; en Acapulco, a las 13:44; en Salina Cruz, a las 14:44, y la previsión es que, una hora más tarde, saliera de Puerto Madero, con menor elevación”, detalló.

En conferencia de medios en el Instituto de Geofísica, Elena Centeno García, directora del Instituto de Geología, explicó que la fuerza de un tsunami, no sólo depende de la intensidad del sismo que lo genere, sino también de la propia morfología de las costas. Entre menos pendiente tenga la costa, mayor elevación de la ola, expuso.

“La previsión es que este fenómeno barra toda la costa. Empezó en Baja California y la onda tendrá un movimiento hasta las 16:00 horas, momento en el que se prevé abandone los límites costeros de México”, subrayó.

En tanto, Valdés especificó que el aumento en las mareas se traduce en empujes fuertes a embarcaciones; por ello, “se recomienda a la población no permanecer en zonas de playa”.

El sismo en Japón fue 30 veces más poderoso que el de 1985, en la Ciudad de México, y será en Chile donde se estima que habrá consecuencias importantes, porque el oleaje puede alcanzar hasta cuatro metros, informó.

Sin embargo, en lo que se refiere a la experiencia local, “en el pasado la zona de Acapulco ha sido impactada por sismos que provocaron olas de tres metros de altura. Además, se cuenta con datos que apuntan que fue cierta una de nueve metros”, acotó.

Centeno refirió que un estudio realizado por la entidad que encabeza, y el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, servirá para predecir estos fenómenos naturales, y reveló que los dos principales factores que contribuyen al riesgo son la frecuencia y magnitud.

La costa occidental de México ha sido afectada por tsunamis derivados de grandes terremotos asociados a la zona de subducción mesoamericana, ubicada a lo largo de la margen pacífica entre Jalisco y Chiapas.

Por su parte, el investigador del Servicio Mareográfico Nacional de esta casa de estudios, Octavio Gómez Ramos, aseguró que desde el sismo de Sumatra, en 2004, se cuenta, a nivel mundial, con un sistema de pronóstico y monitoreo que ha permitido obtener datos más precisos.

“Actualmente, ese servicio cuenta con siete estaciones en funcionamiento, en las costas del Pacífico mexicano, que son La Paz, Mazatlán, Lázaro Cárdenas, Acapulco, Huatulco, Salina Cruz y Puerto Madero”.

A su vez, Arturo Iglesias, investigador del Instituto de Geofísica, dijo que este tipo de fenómenos, si son provocados por temblores grandes, éstos provocan una deformación del suelo marino; repentinamente hacen cambiar una columna de agua, lo que deriva en el desplazamiento horizontal del líquido, que se convierte así en una gran ola.

Los registros se remontan precisamente a Japón, donde los monjes guardan archivos del año 600 de nuestra era.

En las últimas dos décadas, se han detectado, a nivel mundial, tsunamis de grandes magnitudes: Nicaragua e Indonesia, en 1992; Okushiri, Japón, en 1993; este de Java, Shikotan y Mindoro, en 1994; Irian Jaya y Perú, en 1996; Papúa Nueva Guinea, en 1998; Perú, en 2001, y en el Océano Índico, en 2004.


Fuente: UNAM-DGCS