• El trabajo estuvo a cargo del Centro de Ciencias
de la Atmósfera y el Programa Universitario del Medio Ambiente
• A partir de los
datos obtenidos, se determinó que no existe peligro para las poblaciones
vecinas
• Por primera vez,
se cuenta con mediciones de la zona, pues antes sólo se hacían especulaciones,
señaló Oscar Peralta Rosales, investigador del CCA de la UNAM
Con base en análisis
y observaciones realizados en la planta de energía de Cerro Prieto se determinó
la presencia de contaminación, pero no a niveles que pongan en peligro a la
población de la entidad bajacaliforniana, mencionó Oscar Peralta Rosales, del
Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.
El trabajo forma
parte del Estudio de Evaluación de Impacto Ambiental del Complejo
Geotermoeléctrico de Cerro Prieto, del Programa Universitario del Medio
Ambiente (PUMA), realizado en 2010.
Pese a que la central
tiene cuatro décadas de funcionamiento, no se había realizado una labor similar
ni en las instalaciones ni en las zonas aledañas.
Cerro Prieto es la
planta más importante de su tipo en el país y se localiza a 30 kilómetros al
sur de Mexicali, cerca de la frontera con Estados Unidos. Los Azufres, Los
Húmeros y Tres Vírgenes son también de importancia en su tipo, y se ubican en
el cinturón volcánico transversal, en Michoacán y Puebla.
“Los resultados de
los estudios son reveladores. Antes todo se basaba en especulaciones. La
información ha servido para dar un nuevo punto de vista, tanto a la población
como a la Comisión Federal de Electricidad”, dijo en entrevista el investigador
del CCA.
“Las emisiones del
complejo perciben a cinco kilómetros antes de llegar, el aroma de ácido
sulfhídrico es intenso —huele a huevo—, pero las concentraciones encontradas en
superficie no son para causar alarma”.
Los universitarios
realizaron trabajos de meteorología y calidad del aire en el Valle de Mexicali,
tanto en Cerro Prieto como los ejidos Puebla, Benito Juárez, Mezquital y
Sonora. Las estaciones de monitoreo de calidad del aire se instalaron en julio
de 2010, en los ejidos de Michoacán de Ocampo, Delta y Nuevo León.
Las mediciones en los
ejidos se realizaron del 15 al 27 de julio y registraron presencia de ozono (O3), dióxido de nitrógeno (NO2), óxido nítrico (NO), óxido de
nitrógeno (NOx = NO + NO2), dióxido de azufre (SO2), monóxido de carbono (CO),
metano (CH4) e hidrocarburos no
metano (NMHC); sin embargo, no se registraron niveles superiores a los
establecidos en las normas oficiales mexicanas (NOM): O3 (NOM-020-SSA1-1993)= 0.11 ppm y
NO2 (NOM-023-SSA1-1993)= 0.21 ppm.
Con la información,
se elaboraron mil 700 mapas de dispersión de contaminantes de H2S, NH3, SO2, O2, CH4, CO2, N2, C6H6 y, en particular, se validó el
resultado del modelo de dispersión para H2S con datos de análisis de gases
y lecturas de monitores.
Al término de las
pruebas, en cuestiones meteorológicas, en mayo se detectaron patrones de
vientos ligeros, en escala de Beaufort, del noroeste, norte y oeste con
características divergentes y anticiclónicas, y en julio, ventolinas y vientos
ligeros hicieron presencia durante la madrugada y en la noche, y los vientos
ligeros del sureste mostraron rasgos anticiclónicos. Los estados de viento
registrados fueron divergentes y convergentes.
Los datos arrojan que
la calidad del aire en el complejo geotermoeléctrico de Cerro Prieto es buena
en la temporada de verano, pues los contaminantes monitoreados estuvieron
debajo de las normas ambientales mexicanas, aunque hay que subrayar que esta
condición sólo es válida para el periodo de muestreo.
Un gas con olor a
huevo
El ácido sulfhídrico
(H2S) es más pesado que el aire,
inflamable, incoloro, tóxico y con un característico olor a huevo podrido. El
monitoreo ambiental indicó que las concentraciones en el complejo y algunas
zonas aledañas rebasan el umbral olfativo que, de acuerdo con la Organización
Mundial de la Salud, es 0.002 ppm.
El viento dominante
en junio y julio fue de sur a norte, hacia el ejido Hidalgo, y las mediciones
comprueban que la concentración máxima de H2S fue 0.38 ppm.
No existe norma
ambiental mexicana para este contaminante, la única que lo contempla es la
NOM-010-STPS-1999 (10 ppm máximo en ocho horas) y establece medidas para
prevenir daños a la salud de los trabajadores expuestos a sustancias químicas
en un entorno laboral.
Peralta señaló que
falta saber qué pasaría a la población bajo una exposición pasiva continua, es
decir, si la concentración de H2S aumenta o permanece constante por periodos largos.
“Proyectar —con la información disponible— qué
pasaría a la población tras estar en contacto por mucho tiempo es aventurado.
Hace falta continuar el estudio”, concluyó
Fuente: DGCS-UNAM