lunes, 6 de febrero de 2012

Crean sistema de pronóstico de súper huracanes, único en el mundo

Inicia este año alerta por la nueva temporada en el Atlántico, y durará hasta el 2018
• Se originan, preferentemente, en el sureste de Estados Unidos, en el noreste de México, en el Caribe, así como en América central

Científicos del Instituto de Geofísica (IGf) y del Centro de Ciencias y Desarrollo Tecnológico (CCADET) de la UNAM, han desarrollado un sistema de pronóstico de súper huracanes del Atlántico (categoría 5 en la escala de Saffir-Simpson) único en el mundo, y que ya ha dado resultados favorables.

Esos fenómenos, que registran velocidades por arriba de los 250 kilómetros por hora, contrario a lo que se pensaba, no se desarrollan de forma aleatoria, sino que tienen zonas geográficas bien definidas. Además, tienen una periodicidad.

En maya, huracán significa “el de una sola pierna”, era dios del rayo, viento, tormenta y fuego. Los huracanes no eran conocidos por los europeos hasta que Cristóbal Colón se encontró con ellos en sus viajes hacia el nuevo mundo. En Australia son conocidos como “Willy-Willy”; “Tifón”, en el Pacífico, y en Filipinas, como “Baguio”.

Al respecto, Víctor Manuel Velasco Herrera, del Departamento de Ciencias Espaciales del IGf, explicó que después del súper huracán Katrina (2005), los modelos indicaban una tendencia al aumento del número de fenómenos categoría 5 en el Atlántico, pero eso no ha ocurrido. De hecho, después de Félix(2007) no se ha registrado uno.

“Al hacer el análisis, encontramos su periodicidad; entonces, pensamos que ciertas zonas geográficas podrían ser preferenciales. Al estudiar la batimetría y geografía del Atlántico con el uso de imágenes tridimensionales, científicos del IGf y CCADET encontramos la cuna de los súper huracanes”, dijo.

Son áreas de aguas profundas, donde hay grandes albercas termales, que se localizan, preferentemente, en el noreste de México, en el Caribe, América central, así como en el sureste de Estados Unidos.

De ese modo, se creó este pronóstico único, que no sólo toma en cuenta las variables atmosféricas, como la mayoría de los modelos, sino las oceánicas y la situación geográfica. “Estas condiciones explican por qué después de Félix no ha habido un solo súper huracán: no se conjuntaron las tres condiciones”.

Con base en sus estudios, el experto ha expuesto que la temporada en el Atlántico podría comenzar en 2013; sin embargo, podría haber una posibilidad de que lo haga en 2012, pues al analizar los datos se han encontrado ciertas anomalías, por lo que desde este año se da la alerta para la nueva temporada. “Nuestro método, si bien ha cumplido tres años, tiene un margen de error de uno. Debemos estar preparados para evitar pérdidas económicas y humanas”, abundó.

El periodo se extendería posiblemente hasta 2018, tiempo en el que podrían registrarse de cuatro a seis grandes, uno por año, aproximadamente, para después disminuir la actividad e iniciar un nuevo ciclo en la década de los 20.

Hacer vaticinios es complejo, pero al encontrar la periodicidad y ubicación de esos fenómenos, la naturaleza muestra si nuestro método es efectivo o no, señaló.

Si se tiene un mapa nacional de riesgo hidrometeorológico, ahora se puede establecer qué tipo de construcciones se requiere por zonas, determinar dónde hay mayor vulnerabilidad y usar la información para estudiar los desastres agrícolas, sea por exceso o escasez de agua, por sequías o inundaciones. “Debemos actualizar los pronósticos, útiles para la toma de decisiones relativas al campo”.

Los huracanes son una fuente de abastecimiento de agua, pero si llegan, la mayor parte se envía a los drenajes. “Somos vulnerables ante ese tipo de fenómenos, pero en gran medida los problemas actuales se deben a una mala planificación o al abandono del campo”.

“La próxima administración enfrentará, entre otras cosas, los fenómenos que ocurren en la naturaleza y sus consecuencias: los súper huracanes, inundaciones, sequías, nevadas, hambrunas, pandemias, entre otros posibles megadesastres. Si el país no reacciona y no se cuenta con un plan de contingencia, se tendrán problemas muy severos”, advirtió.

Los desastres agrícolas son recurrentes; el problema es cómo adaptamos y se toman medidas. “Nos hemos olvidado de las soluciones que le dieron a los mismos problemas nuestros antepasados. Por ejemplo, donde hay exceso de agua podría activarse la agricultura en chinampas, y así, al mismo tiempo, atender la escasez de alimentos que se presenta en el norte por la falta de lluvias”.

Se requieren obras de ingeniería que permitan transportar el exceso del recurso a las comunidades donde escasea, como los acueductos. Además, impulsar la ciencia y educación para desarrollar la economía nacional, finalizó Velasco Herrera.

Fuente: DGCS-UNAM