viernes, 13 de enero de 2012

En incremento, los problemas de infertilidad

Ello, debido a que las mujeres posponen los embarazos a edades más avanzadas, dijo Miguel Ángel Serrano, académico de la Facultad de Medicina de la UNAM
• De los casos, 20 por ciento se debe a la endometriosis, es decir, a la presencia de tejido endometrial fuera de la cavidad respectiva

Los problemas de infertilidad, es decir, la incapacidad para llevar a buen término un embarazo, presentan un incremento, debido a que las mujeres posponen cada vez más la maternidad; al dedicarse a su realización laboral y profesional, retrasan el diagnóstico y tratamiento de posibles problemas reproductivos, advirtió Miguel Ángel Serrano, académico de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

Entre más temprano se conozcan las posibles complicaciones, “tendremos mayor oportunidad de brindar opciones de solución”, señaló el médico gineco-obstetra.

A lo largo de la vida de la mujer no siempre existen las mejores condiciones para un embarazo, recordó. Además, entre más tiempo transcurra aumenta la posibilidad de que haya malformaciones cromosómicas, como Síndrome de Down, y en la madre, diferentes inconvenientes como mayor descalcificación.

Aunque, reconoció, el advenimiento de técnicas de reproducción asistida, como la transferencia de gametos, “han incrementado las posibilidades. No obstante, son de alto costo, por lo que sólo son accesibles para sectores limitados de la población”.

De los casos, el 20 por ciento se debe a la endometriosis, es decir, a la presencia de tejido endometrial, glándulas y estroma, fuera de la cavidad respectiva. “Es común encontrarlo en órganos adyacentes, como los ovarios o la vejiga, aunque existen reportes de casos en pulmones y otras partes del cuerpo”.

Se desconocen sus causas; para explicar su origen se han elaborado varias teorías. Una de ellas, se refiere a la llamada menstruación “retrógrada” (teoría de Sampson). Normalmente, mes tras mes, las mujeres descaman el tejido uterino a la cavidad, y de ahí al cérvix, sin embargo, por variaciones en los procesos de dinámica contráctil uterina y tubaria, puede presentarse lo contrario, ejerciéndose un flujo inverso hacia la cavidad abdominal.

Otra de las teorías (Iwanoff y Meyer) habla de la transformación de las células celómicas en tejido endometrial, por su capacidad totipotencial de diferenciación, lo que explica ciertas localizaciones distantes de esta patología.

Este padecimiento se liga con la infertilidad, explicado por múltiples factores participantes como fibrosis y adherencias en la región tubo ovárica, lo que dificulta o imposibilita la captación del óvulo por la fimbria, porción distal de la trompa uterina.

Alrededor del 30 por ciento de las pacientes con endometriosis son asintomáticas. No obstante, es más frecuente el dolor pélvico, que se presenta como dismenorrea (dolor menstrual) habitualmente progresiva, que se inicia uno o dos días antes del periodo menstrual y persiste en todo el ciclo.

La sospecha diagnóstica la tenemos en las niñas que se encuentran en la etapa pre-púber, lo que se refiere a la existencia de dolor pélvico. Una vez que alcanzan la etapa reproductiva, (alrededor de los 25 años), la historia clínica completa con énfasis en los antecedentes gineco-obstétricos y la realización de una exploración ginecológica serán de gran ayuda en el momento de precisar un diagnóstico.

Al contar con una pareja estable, aparece el deseo de tener hijos, y al acudir a solicitar ayuda medica “encontramos que no es posible llevar a efecto una concepción de forma natural”. Es decir, hasta que no se presenta la necesidad de embarazo en la edad reproductiva, “podemos completar los estudios. Antes, todo es incierto”.

Con los exámenes de laboratorio y gabinete, así como con el desarrollo de protocolos de estudio de una paciente, se descubre el padecimiento. El diagnóstico definitivo de la endometriosis es visual, para lo que se realizan técnicas mediante laparoscopia o laparotomía, que permiten visualizar con precisión las áreas de endometriosis.

Al referir otras causas de infertilidad, señaló que existen diferentes factores participantes –como el cervical–, dentro de los cuales tienen una gran importancia las infecciones de transmisión sexual. Muchas de ellas, de no tratarse adecuadamente, suelen dejar secuelas, como la alteración del movimiento de las trompas, que podrían producir embarazos ectópicos y abortos.

Otro factor importante es el neuroendocrino, que tiene múltiples implicaciones en reproducción, como la presencia de deficiencia de hormonas, ovarios poliquísticos o amenorrea.

Para determinar la causa, se requieren estudios integrales que permitan una evaluación completa de la pareja con problemas de infertilidad, establecer un pronóstico y ofrecer la terapéutica más apropiada.

Sin embargo, reconoció, para la infertilidad no hay un tratamiento específico; como resultado del estudio integral de la pareja, cada especialista lo determina, de acuerdo con los hallazgos encontrados en cada paciente. Si hay deficiencia hormonal, se otorgan suplementos; si hay adherencias, se resecan vía laparoscópica o por laparotomía; si hay miomas en útero, se hace miomectomía (una resección quirúrgica del mioma). “Tratamos de buscar siempre la mínima invasión”, sostuvo.

En específico, para tratar la endometriosis se emplean diferentes tratamientos que pueden ser médicos o quirúrgicos. Los primeros son a través de diferentes agentes como estrógenos y progestágenos, danazol y agonistas de GnRh (tratamientos hormonales); dentro de los segundos, se contempla la extirpación, evaporación, electrofulguración y electrocoagulación (destrucción del tejido mediante una corriente eléctrica), según su ubicación.

Por último, Serrano expuso que “por cuestiones de cultura, las pacientes no acuden con nosotros de inmediato, y si lo hacen, ya han sido sometidas a múltiples manejos, unos empíricos, otros productos del marketing farmacéutico, que no tienen un sustento apropiado”.

De ese modo, recomendó hacer conciencia de la propia salud y acudir al médico para revisiones periódicas. Asimismo, evitar la automedicación que impide tener un diagnóstico oportuno.

Fuente: DGCS-UNAM