martes, 10 de enero de 2012

Inmunoterapia antitumoral contra el melanoma

• Académicos de la Facultad de Medicina utilizan células dendríticas presentadoras de antígenos para inducir respuestas contra células tumorales

Integrantes del Departamento de Biología Celular y Tisular de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, recurren a la inmunoterapia antitumoral para combatir el melanoma, uno de los cánceres más agresivos. “Consiste en emplear al mismo sistema inmunológico para atacar las células tumorales que se generan día a día en nuestro organismo”, explicó Andrés Castell Rodríguez, jefe del área referida.

Aparte de que se multiplican de manera desordenada, las células tumorales producen factores que modulan al sistema inmunológico para que no las reconozca como extrañas; de este modo, se crea un fenómeno de tolerancia que les permite reproducirse sin problema.

La idea de los universitarios es modificar el sistema inmunológico o aprovechar algunas de sus herramientas para atacarlas. Hay diferentes maneras de abordar la inmunoterapia antitumoral; por ejemplo, se pueden utilizar linfocitos T o hacer células-híbrido con tumorales, y esperar a que el sistema las reconozca como extrañas.

“Utilizamos las células dendríticas presentadoras de antígenos (un antígeno es una molécula que da lugar a una respuesta inmunológica) para inducir respuestas contra elementos tumorales. El modelo con que trabajamos es el melanoma, un tumor muy agresivo con pocas posibilidades de ser erradicado por medio de quimioterapia o radioterapia”, dijo Castell Rodríguez.

Las dendríticas de la epidermis fueron descritas en 1868 por el patólogo y biólogo alemán Paul Langerhans (de ahí que sean conocidas como células de Langerhans). En 1973, el inmunólogo canadiense de origen judío, Ralph M. Steinman, las describió en el bazo y las caracterizó, por lo que obtuvo el Premio Nobel de Medicina 2011, días después de haber fallecido.

Ahora se conoce que no sólo se encuentran en esos órganos, sino también en el timo, los ganglios linfáticos, la vagina, el esófago, la córnea, así como entre los alvéolos pulmonares y células musculares del corazón. “Realmente, integran en todo el organismo un sistema que funciona como uno de inmunovigilancia”, señaló.

Si un individuo se pone en contacto con una sustancia o molécula extraña a su organismo, las células dendríticas pueden reconocerla como ajena y combatirla, o bien, reconocerla como propia, debido a que no se da ningún rechazo inmunológico.

Por otro lado, en el medio interno, si unas células expresan de pronto un fenotipo tumoral y empiezan a crecer, las dendríticas son capaces de registrarlas como extrañas y combatirlas. También, esas mismas tumorales pueden modificar el sistema inmunológico, y propician que se origine un tumor.

“Tomamos células de médula ósea, las transformamos en dendríticas mediante la adición de algunos factores de crecimiento, y luego las activamos in vitro con antígenos tumorales específicos de melanoma. Así nos aseguramos que la respuesta será únicamente contra la parte afectada y no contra otra zona”, indicó.

Los académicos universitarios han llevado a cabo pruebas con ratones de laboratorio a los que previamente les ponen células de melanoma. A las cuatro semanas mueren, pero si se les aplica una sola inyección de dendríticas modificadas y activadas, su sobrevida alcanza las 16 semanas; además, han comprobado que el tamaño del tumor disminuye de manera considerable y se monta una buena respuesta inmunológica en su periferia, así como en los ganglios linfáticos y el bazo.

En la actualidad, Castell Rodríguez y sus colaboradores analizan los esquemas de aplicación de este tratamiento.

“A los ratones con melanoma les aplicamos entre dos y tres inyecciones de células dendríticas modificadas y activadas a la semana, durante un mes. Hemos visto que su sobrevida se incrementa y el tumor llega a desaparecer”.

Los casos de melanoma se han incrementado en México de 300 a 600 por ciento en los últimos 20 años, debido a la exposición de las personas a la luz ultravioleta del Sol (en esto juega un papel fundamental el adelgazamiento de la capa de ozono).

Aparece con más frecuencia en las palmas de las manos, en las plantas de los pies y por debajo de las uñas, a una edad productiva: entre los 40 y 50 años.

En el momento que invade la dermis (tan sólo tres milímetros por debajo de la epidermis), la sobrevida disminuye 50 por ciento en un año, y si llega a los ganglios linfáticos, la sobrevida se reduce 98 por ciento en ese mismo lapso (es decir, 98 de 100 pacientes morirán en ese plazo).

Asimismo, hace metástasis tempranas en cerebro, pulmones y otros órganos, y a distancia también son altamente resistentes a la quimio y radioterapia.

El melanoma es 100 por ciento curable si se detecta a tiempo en la epidermis. Una recomendación para prevenirlo es cuidarse los lunares: ver si cambian de color, tamaño y/o forma (por ejemplo, si el borde deja de ser redondo).
Este tratamiento es una alternativa más. Pensamos que debe aplicarse en combinación con otros, como cirugía e inmunoterapia antitumoral, subrayó.

Los académicos universitarios ya presentaron un protocolo de aplicación en el Comité de Ética y de Investigación de la Facultad de Medicina, para ser aprobado.

“Esperamos tener todo listo en seis meses para hacer las primeras pruebas clínicas con pacientes del Hospital GeneralDr. Manuel Gea González, y del Hospital General de México”, concluyó.

Fuente: DGCS-UNAM