Recientes comunicados y testimonios de organizaciones internacionales y especialistas coincidieron en alertar sobre la escasez de agua en el mundo, calificándola como uno de los mayores problemas que enfrentará el siglo XXI y, casi seguramente, el más crucial de todos.
Concretamente, la ONU pronosticó que para el año 2050 unos 7.000 millones de personas en 60 países sufrirán la falta de agua, lo que agravará notablemente la actual situación, en la que miles de personas mueren afectadas por enfermedades asociadas con la falta y la contaminación de este recurso.
En la Argentina, según alertaron organizaciones ambientalistas, el problema en muchas zonas no es la falta de agua potable, sino el mal manejo de los recursos hídricos. Se detalló que nuestro país cuenta, en muchas zonas, con humedales muy importantes, que integran enormes reservorios de agua dulce, muchos de ellos amenazados, sin embargo, por obras de canalización u otros emprendimientos.
Está claro que existen, además, fundamentalmente en las grandes ciudades, situaciones de extrema escasez o de contaminación, estas últimas como consecuencia de la existencia de napas contaminadas, para centenares de miles de habitantes que, por la inexistencia de redes de servicio, se abastecen muy precariamente por el sistema de bombeadores domiciliarios.
Es cierto, asimismo, que la irrigación de los campos de cultivo se traduce en el consumo de aproximadamente el 70 por ciento del agua disponible y que los consumos de agua para la irrigación han aumentado más de un 60 por ciento desde 1960.
Pero también es verdad que están apareciendo nuevas tecnologías -como la irrigación por goteo, los rociadores de baja presión, la reutilización del agua desechada o desalinización, entre otras- que pueden revertir un panorama que hasta ahora se presenta sumamente crítico.
Se trata de un tema acuciante, sobre el que se debe tomar conciencia. Y para ello es fundamental que el Estado, en coordinación con organizaciones no gubernamentales, muchas de las cuales trabajan con enorme dedicación y eficacia en esta materia, promueva campañas para impulsar una mayor racionalidad en la utilización de un recurso tan sensible como el agua
Fuente: PNUMA