Durban, Sudáfrica, 30 nov (PL) Los países insulares, entre los más vulnerables al calentamiento global, insistieron aquí en fortalecer el régimen de compromisos para mitigar las emisiones al amparo de la Convención de la ONU sobre Cambio Climático.
Granada, en nombre de la Alianza de los Pequeños Estados Insulares (Aosis), pidió negociar un protocolo paralelo al de Kioto, que establezca metas de reducción de emisiones para los países desarrollados no incluidos en el Anexo 1, como Estados Unidos, que no ratificó ese documento.
La propuesta fue llevada a la mesa en el Grupo de Cooperación a Largo Plazo de la Convención, y debería ser completada para diciembre de 2012, pero al parecer no goza de consenso en el foro.
El documento originalmente fue presentado en la XV conferencia de Copenhague en 2009 y luego en la siguiente de Cancún.
Se propone establecer un nuevo protocolo jurídico internacional, que permita encausar de una mejor manera las acciones de los países industrializados para frenar el calentamiento global, incluso las medidas de mitigación de las naciones en desarrollo.
La propuesta encarrila un régimen de verificación, con el objetivo de facilitar de manera más rápida la estabilización de los niveles de gases contaminantes en la atmósfera, para disminuir la temperatura a los niveles que la ciencia considera.
El Protocolo de Kioto, aprobado en esa ciudad japonesa en 1997, precisa el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en una media del 5,2 por ciento con respecto a los niveles de 1990.
Según la ciencia, el acuerdo para un segundo período de compromisos de Kioto debe fijarse en un rango entre 40 y 45 por ciento de reducción de las emisiones de los países desarrollados por debajo de los niveles de 1990 para el año 2020.
Un objetivo a largo plazo sería para 2050, con entre 80 y 90 por ciento de reducción.
De esta manera, se podrían evitar catastróficas consecuencias al sistema climático internacional.
Entre los más amenazados están los miembros de la Aosis, coalición de pequeños Estados insulares y países con bajas zonas costeras que comparten retos y preocupaciones similares respecto del desarrollo y el medio ambiente.
La organización surgió al calor del proceso preparatorio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro, Brasil, en 1992, y funciona básicamente como un lobby "ad hoc" y voz negociadora en representación de esas islas dentro del sistema de las Naciones Unidas.
Tiene una membresía de 43 Estados y observadores de Africa, el Caribe, y los océanos Índico y Pacífico. De ellos, 37 son miembros de las ONU, lo que representa un 20 por ciento del total de miembros de la organización. En su conjunto, agrupan cerca del cinco por ciento de la población mundial.
La Alianza promueve una estabilización a largo plazo de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera en un nivel que asegure que el aumento promedio de la temperatura de la tierra sea limitado por debajo de 1.5 grados centígrados.
Fuente: PNUMA