lunes, 22 de agosto de 2011

Consumo excesivo de sal aumenta riesgo de hipertensión arterial

  • El consumo ideal es de cinco gramos diarios de este condimento
  • Se recomienda enseñar a los niños no agregar sal a la comida y evitar tener saleros en la mesa

El consumo excesivo de sal contribuye al desarrollo de hipertensión arterial, enfermedad cardiovascular que puede ocasionar la muerte, pero si se reducen sólo dos gramos diarios de sal, se podrían evitar 17 mil decesos cada año por ese tipo de padecimientos.

De acuerdo con el investigador Simón Barquera, del Instituto Nacional de Salud Pública, lo ideal es consumir un miligramo de sal por caloría, de tal forma que en una dieta diaria de dos mil calorías se deberían ingerir dos mil miligramos de sodio, equivalentes a cinco gramos de sal.

Sin embargo, en México el promedio diario es de 11 gramos, debido principalmente a la ingesta de productos industrializados con alto contenido de este compuesto.

El exceso en el consumo de sal causa daño renal y en el endotelio, que es la capa que cubre a las arterias y venas, por lo que se asocia con elevada prevalencia de accidente vascular cerebral y trombosis, de ahí que sea un actor que se puede modificar por completo para evitar la hipertensión arterial, que padecen cuatro de cada 10 mexicanos.

Antonio Cabrera Marino, investigador del Instituto Nacional de Salud Pública, afirmó que el problema del consumo de sal reside en el metal de sodio, el cual constituye el 40% del peso de una molécula de sal común.

Aclaró que el sodio es un componente vital del cuerpo humano, pero entre más sal, más agua se necesita para diluirlo y mantener el equilibrio, porque virtualmente todas las funciones vitales, incluso los impulsos nerviosos y la actividad cardíaca dependen de ese equilibrio, que si se altera puede ocasionar que el metabolismo normal se interrumpa por completo.

Por otra parte, los riñones se encargan de retener e impulsar el sodio de regreso al torrente sanguíneo, pero cuando circula demasiado sodio, no siempre eliminan todo el que está de más, de tal forma que se retiene agua y aumenta el volumen de sangre, los vasos sanguíneos se saturan de agua volviéndose sensibles a la estimulación nerviosa que los contrae.

Como tiene que pasar más sangre por los mismos conductos, que están cada vez más estrechos, la presión de sangre aumenta acelerando el ritmo del corazón, ya que tiene que impulsar más sangre a todo el organismo.

Además de agregar volumen sanguíneo, el exceso de sodio incrementa la cantidad de agua en los tejidos celulares y fuera de ellos, lo que significa hinchazón o edema. Esta sobrecarga de fluidos puede someter al corazón a un sobreesfuerzo y contribuir a desencadenar insuficiencia cardiaca congestiva que puede afectar los pulmones y el hígado.

Contienen altos niveles de sodio el queso, algunos cereales, pan, carne, budines, sopas, verduras, jugo de tomate y atún enlatados u otros alimentos conservados en aditivos como el nitrato de sodio, fosfato sódico, ascorbato sódico, glutamato monosódico e incluso sacarina sódica.

Se recomienda enseñar a los niños a no agregar sal a la comida, evitar los saleros en las mesas, en vez de condimentar los guisados con sal, se haga con hierbas y especias; evitar en lo posible el uso de cubitos de consomé concentrado, no adicionar sal a los alimentos antes de probarlos y acostumbrarse a degustar los sabores naturales de la comida.

Fuente: Secretaría de Salud