miércoles, 13 de julio de 2011

Evaluación neuropsicológica ayuda a pacientes con esclerosis múltiple

César Augusto de León Ricardi, estudiante del posgrado en Psicología en la UNAM, propone echar mano de esta herramienta a la par del tratamiento clínico de este mal

Ante el deterioro intelectual y físico que causa la esclerosis múltiple en el organismo humano, César Augusto de León Ricardi, estudiante del posgrado en Psicología, propuso, además del tratamiento clínico, una evaluación neuropsicológica específica que favorezca la reintegración del paciente en su ámbito laboral o familiar.

De acuerdo con la tesis central del estudio que desarrolló en el Hospital General 20 de Noviembre del ISSSTE, se trata de demostrar la importancia de ese tipo de evaluación, que no siempre se aplica a quienes acuden al servicio de neurología.

Actualmente, en el país se registran entre 20 y 25 casos por cada 100 mil habitantes, cifra que no se puede reducir debido a la variabilidad del origen del padecimiento. Ello deriva en un difícil diagnóstico para determinar su evolución.

Según el universitario, quien realiza su residencia hospitalaria, “esta enfermedad generalmente comienza con alteraciones de la marcha y la visión, lo que impide un diagnóstico temprano; es decir, desde el punto de vista neurológico no se conoce el momento en que comienza”.

Además, cada nuevo ataque implica diferentes áreas del cerebro y produce diversos síntomas; por ello, no habrá la misma sintomatología en lesiones que involucren estructuras como las áreas perímetro-ventriculares o lesiones en el cuerpo calloso.

Entre los impactos más importantes en el organismo humano, el estudiante refirió la falta de coordinación de brazos y piernas, rigidez, alteración de la marcha, deterioro visual, incontinencia, disfunción sexual y alteraciones de la percepción del color, entre otras.

En lo que se refiere a la atención neuropsicológica, destaca el deterioro cognitivo, principalmente alteraciones en la memoria, en la atención y en las funciones ejecutivas; es decir, aquellas acciones que permiten verificar y planear la conducta.

El enfermo también presenta alteración en el razonamiento abstracto, el conceptual, la atención sostenida y la rapidez en el procesamiento de la información. Luego de comentar que aún no se precisa por qué las neuronas pierden mielina, causa principal, señaló que el proceso cognitivo del paciente se hace lento.

El protocolo de investigación en su estudio de caso, consistió en evaluar a una profesionista de 38 años, cuya práctica laboral involucraba actividades de alta demanda cognitiva, como dar asesoría legal e impartir clases de educación superior. Se hizo una breve entrevista y un análisis del archivo clínico. En función de las observaciones, se conformó una batería de pruebas para hacer un análisis más completo.

Para ello, el alumno del Posgrado en Neuropsicología empleó un programa de exploración neuropsicológica, conocido como el Test Barcelona, diseñado para indagar los procesos cognitivos. Asimismo, el Wisconsin Carting Sorting Test, para funciones ejecutivas y, finalmente, Torre de Londres, para evaluar procesos de planeación.

Tras observar los resultados, De León Ricardi encontró que los procesos mnésicos, es decir, los no verbales, se encontraban bien integrados, lo que no ocurría en otras pruebas donde había una marcada disfunción.

Sin embargo, donde la investigación apoyó el escrutinio en el comportamiento cognitivo de la paciente fue en el Test Barcelona, para evaluar la memoria, fundamentalmente, así como los movimientos de ejecución, el lenguaje, el cálculo y el pensamiento.

Los datos que arrojó la prueba resultaron alentadores. El desempeño de la paciente alcanzó niveles óptimos en áreas importantes como lenguaje y comprensión, aunque se observó que en las tareas de tiempo de respuesta, se situó en rangos inferiores.

“Esto significa que la forma en que procesa la información es mucho menor a lo esperado en alguien normal. Le lleva mucho más tiempo hacer las tareas de forma exitosa”, indicó.

Por lo tanto, el “enlentecimiento”, como se conoce a esta fase de ver disminuida la capacidad cognitiva en el curso de la enfermedad, afecta de manera significativa actividades que involucran memoria, comprensión de estructuras gramaticales complejas como conversaciones, autonomía, bajo desempeño laboral y disminución de las relaciones sociales.

Según el universitario, este evento, conocido como impacto de carácter sistémico, no solamente trastoca la vida personal, sino el ámbito laboral y académico. De manera que en función de estos resultados, se hace una estrategia de rehabilitación para incorporar a la paciente a su entorno, concluyó.

Fuente: DGCS-UNAM