viernes, 9 de septiembre de 2011

Crea la UNAM producto para sustituir fungicidas químicos en el control de enfermedades frutales

• Este desarrollo, que combate la antracnosis, que produce manchas negras en los mangos e impide su exportación, ha iniciado el proceso de patente, explicó Enrique Galindo Fentanes, del IBt
• Además, retrasa la maduración del fruto, que no pierde sus características organolépticas (sabor, olor, color o textura); esto permite a los exportadores contar con 25 por ciento de tiempo adicional para trasladar su producto


Un grupo de científicos encabezados por Enrique Galindo Fentanes, del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, con sede en Cuernavaca, Morelos, creó un biofungicida para combatir la enfermedad llamada antracnosis, que produce manchas negras en los mangos; así, se sustituyen fungicidas químicos.

El producto, además, retrasa la maduración del fruto, que no pierde sus características organolépticas (sabor, olor, color o textura); esto permite a los exportadores contar con 25 por ciento de tiempo adicional para trasladar los frutos y llegar al mercado internacional en condiciones óptimas de calidad, que no se logran con el uso de las sustancias convencionales.

El principio activo del biofungicida –del que ya fue iniciado el proceso de patente, no sólo en México, sino en los principales países productores de mango de América Latina, como Brasil–, es una bacteria antagonista del hongo que provoca las manchas, del género Bacillus, aislada de los campos de mango en Sinaloa, explicó el científico ganador del Premio AgroBio 2010, que otorga la asociación civil del mismo nombre.

“De una colección muy grande de microorganismos aislamos a los que tenían la capacidad antagonista más alta contra el hongo causante de la antracnosis, para después producirlos en grandes cantidades, en fermentadores, y aplicarlo en los árboles”.

Es decir, abundó, se aplica como si fuera un fungicida convencional; los árboles se “fumigan”, pero con un producto biológico.

Los resultados durante siete ciclos de cultivo en Sinaloa han sido muy favorables. “Hemos demostrado que puede sustituir a los productos químicos e, incluso, es mejor”, aseguró.

La innovación es resultado de la colaboración con el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, Unidad Culiacán, y del esfuerzo de una década. Se ha trabajado desde los aspectos de aislamiento de microorganismos, hasta la producción industrial, en conjunto con productores y exportadores de mango.

Además, ha superado exitosamente las pruebas de efectividad biológica requeridas por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) y ahora se negocia con una empresa incubada en el Centro Morelense de Innovación y Transferencia de Tecnología, que pronto podría ponerlo a la venta.

De ese modo, indicó Galindo Fentanes, queda resuelto el problema que enfrentaban los exportadores, que veían afectados los frutos y hojas de los árboles desde la etapa de precosecha, y no cumplían con la calidad requerida, o bien que, por cumplirla, usaban de modo rutinario fungicidas, pero tampoco podían exportar porque quedaban residuos de químicos que no son aceptados en los mercados de Estados Unidos, Japón o Europa.
El universitario reconoció que aunque este desarrollo es más caro que los convencionales, el costo-beneficio es enorme. “Se pueden lograr mangos de mayor calidad, sin residuos químicos, por ello, resulta rentable y competitivo para con quienes hemos trabajado”.

Luego de este éxito, se han iniciado pruebas con compañías interesadas en aplicarlo a otras plantaciones como papaya o aguacate, atacados por hongos similares. Los resultados hasta el momento son prometedores, pues “el biofungicida es de amplio espectro y puede controlar la antracnosis y a otros organismos en cultivos de frutales o vegetales”.

Otros proyectos

El científico y su grupo tienen otros proyectos relacionados con control biológico, y han creado productos para mejorar el rendimiento de los campos de papa, y otro con base en hongos antagonistas, del géneroTrichoderma, para tratar la llamada “rabia del garbanzo”.

Asimismo, desarrollan polímeros microbianos; principalmente han trabajado con una goma llamada Xantana, empleada como agente viscosificante en alimentos.

También, procesos para lograr aromas frutales por fermentación extractiva, de coco y durazno, donde el logro más importante “es que hemos sido capaces de producir cinco veces la concentración tóxica del hongo”; es decir, proporciones elevadas del compuesto de aroma que se usa en la industria de los alimentos.

Enrique Galindo expuso que es halagador recibir reconocimientos, pero el mayor de ellos “es hacer nuestro quehacer cotidiano, a lado de nuestros colegas, estudiantes y colaboradores, aportar o descubrir algo y compartirlo con los jóvenes”.

Fuente: DGCS-UNAM