“La carne de ganado bovino, porcino, caprino y ovino, así como de aves de corral, producida en establos y granjas mexicanos certificados no representa ningún riesgo para sus consumidores”, aseguró Héctor Sumano López, investigador del Departamento de Fisiología y Farmacología de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM.
Hace unas semanas se publicaron informaciones en las que se cuestionó el proceso de producción de cárnicos en el país, porque en él podría estar involucrado el medicamento clenbuterol (sic), cuyo uso pecuario está prohibido; es más, representa un delito penal.
Este medicamento se utiliza en personas asmáticas y con problemas de bronco-constricción (en dosis de 20 a 40 microgramos), porque relaja el músculo bronquial y, por consiguiente, mejora la ventilación pulmonar, así como en algunas afecciones que cursen con atrofia muscular y, en algunos países, en el control de los partos.
Prohibido
Diversos estudios científicos señalan que el clenbuterol no es genotóxico, es decir, no induce cambios conducentes a cáncer ni de ninguna otra índole en el genoma, animal o humano; tampoco es estimulante del sistema nervioso central ni mucho menos abortivo. No obstante, fue prohibido en los procesos de producción de carne en países de la Unión Europea.
En cambio, el zilpaterol y la ractopamina, que actúan en los mismos receptores ß2 y son de eliminación muy rápida, sí están aprobados en muchos países, incluido México.
Estos fármacos inducen un fenómeno conocido como “repartición”, en el que los nutrientes y la energía se depositan en los tejidos como músculo, en vez de hacerlo como grasa.
“Lo común es que, por ejemplo, se suministre zilpaterol a bovinos y ractopamina a cerdos durante el mes final de su engorda, para que tengan más carne que grasa. Esos medicamentos se eliminan de manera rápida, llegan a concentraciones mínimas en los tejidos en un periodo de tan sólo 24 a 48 horas; además, son dos mil veces menos potentes que el clenbuterol para inducir hipotensión”, explicó Sumano.
En hígado y retina
Se sabe que el clenbuterol se concentra en el hígado y órganos cromafines, como la retina; pero al contrario de lo que se piensa, su fijación a músculo (carne) es muy baja en cantidad, aunque muy prolongada (deben pasar 21 días, en promedio, antes de llegar a concentraciones virtualmente indetectables).
Por ello, para que represente un riesgo la gente tendría que consumir carne con residuos en cantidades absurdamente grandes y a diario. Aunque es cierto que la ingesta de una pequeña cantidad de hígado de res o de cerdo contaminados podría ocasionar problemas a la salud.
“Otro factor que influyó para prohibir el clenbuterol en Europa fue la vigencia de un concepto conocido como ‘bienestar animal’; es decir, deben ser tratados bien por razones humanitarias y para que aporten carne confiable. Y aunque se ha desviado su uso para mejorar el rendimiento en canales de rastro, no hay reportes de que haya ocasionado decesos entre la población humana”, indicó el investigador.
Útil en aplicaciones médicas
En relación con la comercialización de carne, Sumano López tiene la certeza de que criadores y rastros están certificados mediante un procedimiento denominado Tipo Inspección Federal (TIF), que operan mediante un seguimiento estrecho por parte de sus clientes.
En el caso de los bovinos, durante aproximadamente cuatro meses reciben el mejor alimento y cuidados veterinarios (antiparasitarios y vacunas, entre otros) para que tengan ganancias de peso. A menudo se les trata con zilpaterol, que no tiene nada que ver con el clenbuterol, a excepción de su efecto sobre los receptores ß2.
“Los ganaderos ya cuentan con canales de distribución, por lo que es dudoso que se atrevan a recurrir al clenbuterol; sí utilizan zilpaterol en bovinos y ractopamina en cerdos, que están aprobados por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA). Cabe apuntar que, a diferencia de lo que sucede con el clenbuterol, estos medicamentos son económicamente viables, y sólo son necesarias de 24 a 48 horas para que el organismo animal los elimine”, finalizó Sumano López.
Fuente: DGCS-UNAM