viernes, 16 de septiembre de 2011

La capa de ozono peligra con el calentamiento global

En la actualidad, 180 naciones se han comprometido a cumplir con sus metas de reducción de gases.

La capa de ozono es un delgado escudo de gas ozono (molécula formada por tres átomos de oxígeno) que se expande entre los 19 y 23 kilómetros sobre la superficie terrestre, en la estratósfera, alrededor de la Tierra.

Según advierte un estudio realizado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), los casos de cáncer de piel tendrán una incidencia de 250,000 por año, o sea , una tasa anual del 10 % de pérdida de ozono durante varias décadas.

Esta capa preserva la vida de los peligrosos rayos del sol. Es la única sustancia en la atmósfera que puede absorber la dañina radiación ultravioleta (UV-B), que procede del astro rey y produce un impacto severo en la salud de los seres humanos y en el medio ambiente.

Según resalta un trabajo realizado por el Instituto Nacional del Agua e Investigación Atmosférica de Nueva Zelanda publicado recientemente, el agujero de ozono en la atmósfera de la Tierra es, en la actualidad, de 22 millones de kilómetros cuadrados, cuando en 2009 era de 24 millones; y en 2000, el año en el que se registró la mayor brecha, de 29 millones.

De acuerdo con Fernando Valladares, profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de Madrid, España, en el Centro de Ciencias Medioambientales, “la tendencia en los últimos años, hasta lo que se ha visto en el presente, es que el proceso de adelgazamiento se ha detenido, aunque no ha empezado a recuperarse ni ha alcanzado los niveles que tenía hace tres o cuatro décadas, cuando se comenzó a dar la voz de alarma. Es decir, se ha detenido la tendencia negativa, pero no se ha revertido a los niveles iniciales”. Además, el investigador subraya que resulta “una buena noticia decir que la capa de ozono está medianamente estabilizada, pero no es suficiente”.

Antecedente

La emisión de gases estaba ocasionando el agotamiento de la capa de ozono, por lo que el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente adoptó, en marzo de 1977, un Plan de Acción Mundial sobre la Capa de Ozono y estableció un comité de coordinación para concretar acciones internacionales.

En marzo de 1985 se adoptó el Convenio de Viena (Austria), cuyo principal objetivo era el de alentar la investigación, la cooperación entre los países y el intercambio de información. La gran apuesta de este tratado fue el que se hiciera frente a un problema ambiental mundial antes de que sus efectos se hiciesen patentes o se demostrasen científicamente.

Los esfuerzos de negociación condujeron, en septiembre de 1987, al Protocolo de Montreal.

En la actualidad, 180 naciones se han comprometido a cumplir con sus metas de reducción de gases CFC, halones y bromuro de metilo, cuya presencia en la atmósfera es considerada la principal causa del adelgazamiento de la capa de ozono.

El problema

Desde que se diera la voz de alarma sobre la disminución de la capa de ozono, en los años 70, se ha estimado un aumento de los casos de cáncer de piel, sobre todo el denominado no-melanoma, causado por las exposiciones a la radiación UV-B durante varios años, así como de los casos de cataratas oculares.

Otros efectos

Se ha reducido de la efectividad del sistema inmunológico en humanos y animales, de tal forma que este puede tolerar la enfermedad en lugar de combatirla y volver inútiles los programas de vacunación. Debido a la mayor tasa de los rayos ultravioletas, también son afectados los ecosistemas de los océanos, la productividad agrícola y la vida animal, a decir de los expertos.

Fuente: PNUMA