Una de las noticias ambientales más resonantes en los últimos días es el deshielo en el Ártico, donde según los expertos se están alcanzando los niveles mínimos registrados durante el 2007.
2011 fue el tercer año más cálido en la región en un período de más de 70 años y, según el Centro Meteorológico Ruso (CMR), esto está teniendo un fuerte impacto en los hielos del mar Ártico. Las altas temperaturas podrían llevar a que en pocas semanas se supere el récord de deshielo que tuvo lugar hace cuatro años, cuando se contabilizaron 4,24 millones de kilómetros cuadrados de agua helada, la mitad en la década de 1980.
En relación con esto, ayer la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) informó que por segunda vez en la historia se abrieron a la navegación dos rutas comúnmente bloqueadas por el hielo: el Pasaje del Noroeste, en Canadá, y la Ruta del Mar del Norte, en Rusia.
Según los científicos, en los últimos cinco veranos se llegó a tener “las cubiertas heladas más escasas jamás registradas”. Esta situación lleva a pensar que hacia el 2040 el progresivo deshielo hará que el océano quede totalmente despejado en el verano, por lo que algunos sectores productivos ya se encuentran especulando para la futura explotación de recursos naturales en la zona. Incluso en el 2010 un petrolero ruso reabrió la ruta marítima ártica, alternativa al canal de Suez y que estaba cerrada al tráfico comercial.
Mientras que los gobiernos de Rusia y Canadá ven esta situación como una oportunidad para la explotación de minerales, la biodiversidad de la zona se encuentra en peligro ante la modificación de su hábitat natural, ya sea por causas naturales o humanas. El caso de los osos polares es el ejemplo más evidente, quienes dependen de estos hielos para subsistir.
Al igual que como ocurre en la Antártida, el calentamiento global y el cambio climático es una causa directa de esta situación, por lo que es hora plantear medidas firmes y efectivas para disminuir la contaminación y preservar la naturaleza
Fuente: PNUMA