martes, 6 de septiembre de 2011

Las algas no son perjudiciales para los monumentos históricos

• En ciertas zonas, como Palenque, forman una capa que detiene la lluvia y la disolución del carbonato de calcio; con ello, se evita el deterioro de las construcciones, destacó Eberto Novelo, de la FC de la UNAM
• Pueden prevenir un desgaste mecánico de las superficies y son parte de la biodiversidad; entonces, en vez de eliminarlas es posible controlar su crecimiento, dijo

Las algas no son causantes del deterioro de los monumentos históricos. Se ha podido constatar que en zonas como Palenque, forman una capa que detiene la lluvia y la descalcificación o disolución del carbonato de calcio; con ello, se evita el deterioro de las construcciones, afirmó Eberto Novelo Maldonado, coordinador del Departamento de Biología Comparada de la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM.

Estas plantas, explicó, forman una especie de costra que, de no existir, permitiría la entrada del agua que se evaporaría con el calor, y al hacerlo, la estructura se ensancharía y empujaría hasta ocasionar una fractura.

Su único punto en contra, reconoció, es que generan una capa de humedad que favorece el crecimiento de otros organismos, como semillas, musgos y otras plantas que penetran en los muros y son capaces de fracturarlos.

En Teotihuacan, ejemplificó, un problema muy serio son las hormigas, porque hacen galerías y los vegetales que acarrean muchas veces generan hongos, que originan ácidos que destruyen la piedra.

Formación de algas

El académico explicó que la humedad relativa alta, las temperaturas elevadas y la insolación constante en todo el año, son condiciones propicias para un desarrollo masivo de algas, sobre todo en ambientes que están en contacto con el aire. Por ello, estos crecimientos son más evidentes en los monumentos arqueológicos.

En zonas como Calakmul (Campeche) o Chichén Itzá (Yucatán), con un aporte de humedad proveniente de la costa, brotan en abundancia, pero su desarrollo alcanza su grado máximo en el periodo de lluvias. En Chiapas, en cambio, prácticamente no existe una época de sequía, y su desarrollo es mayor, agregó.

Si a ello se agrega que las construcciones mayas de esta última zona fueron hechas con piedras calcáreas, que ofrecen un sustrato alcalino –favorable para muchas especies que rápidamente cubren las superficies y colonizan otras con microambientes menos favorables–, el resultado es un mosaico multicolor, que incluye varias tonalidades de verde (desde amarillentos hasta olivo parduscos), naranjas, negros y grisáceos. Aquí, las principales especies de algas son cianoprocariontes, clorofitas, y sólo algunas diatomeas.

Alternativas

La experiencia de muchos años de los conservadores ha confirmado que los métodos utilizados (biocidas, recubrimientos y limpieza mecánica, entre otros) no son efectivos para eliminar esas plantas a largo plazo, y generalmente afectan más a la roca.

“En mi grupo de investigación pensamos que la limpieza, como se ha hecho hasta ahora, es perjudicial para el sustrato. Los biocidas o químicos matan todos esos organismos, pero esto se deslava y va a dar al manto freático, es decir, a las fuentes de agua, lo que puede generar intoxicaciones en la población”, comentó.

En ocasiones, agregó, se limpia la piedra con sistemas drásticos como cepillos o pistolas de agua, o con aire a presión, y ese método rompe la superficie.

“Quizá sea el momento de cambiar el enfoque: las algas pueden prevenir un desgaste mecánico de las superficies y son parte de la biodiversidad; entonces, en vez de eliminarlas es posible controlar su crecimiento con métodos dirigidos a modificar las respuestas ecológicas y fisiológicas.

“Sólo las superficies en las que exista una consideración de tipo estético y en las que dificulten la observación de las estructuras (estucos y labrados) es deseable su limpieza, pero en los edificios es posible mantener controlado el crecimiento sin que se modifique la apreciación del conjunto arquitectónico”, concluyó.

Fuente: DGCS-UNAM