Se pensaba que entre más alcohol tomará una persona, más posibilidades tenía de sufrir un daño en el hígado; sin embargo, investigaciones recientes han encontrado que el 80 por ciento de las personas que toman alcohol no necesariamente desarrollan cirrosis hepática,
Esto informó el integrante del Instituto de Ciencias Medicas y de la Nutrición “Salvador Zubirán”, David Kershenobich Stalnikowitz en la conferencia Alcohol e hígado, en la Reunión regional de la Asociación Mexicana de Gastroenterología, que se llevó a cabo en la Biblioteca de Ciencias “Miguel de la Madrid Hurtado” de la Universidad de Colima.
Al ver estos resultados, dijo que se planteó la posibilidad de que existe una susceptibilidad genética al daño hepático (hígado) por consumo de alcohol y a que se desarrolle hígado graso o cirrosis hepática como consecuencia de consumir alcohol.
Indicó que en las autopsias se ha visto que mucha de la gente fallecida por otras enfermedades tenía cirrosis hepática sin haber padecido nunca un síntoma de esa enfermedad.
Por eso, añadió, el enfermo que consume alcohol puede beber 20 o 30 años y pensar que no le está haciendo daño el alcohol, porque no presenta ningún tipo de síntoma de la cirrosis, pero “un buen día aparecen los síntomas o las alteraciones en las pruebas de hígado; entonces se manifiesta el daño hepático”.
David Kershenobich indicó que varios grupos de investigadores han mostrado que el enfermo dependiente al alcohol sin daño hepático, acaba consumiendo más alcohol a lo largo de su vida que el enfermo cirrótico.
En el 2008, un grupo de investigadores realizó un estudio en personas que tienen hígado graso y se encontró que hay un gen llamado PNPLA3, que tiene que ver con el desarrollo del hígado graso, pero este gen es independiente de que el enfermo sea obeso o tenga diabetes, sino que es un gen que tiene que ver con la forma como el individuo no alcohólico metaboliza las grasas.
Comentó que este mismo estudio se realizó en pacientes alcohólicos y se encontró que aquellos enfermos que desarrollaban daño hepático por alcohol, tenían “sobre-expresado este gen”; era hasta seis o siete veces mayor que aquel que no la desarrollaba, “entonces determinamos que ese gen tiene que ver con la posibilidad de desarrollar daño hepático por alcohol”.
Esos estudios han sido confirmado por otros investigadores”. añadió. El gen PNPLA3 se presenta en un hígado graso no alcohólico o alcohólico.
Indicó que el 30 por ciento de las personas que tienen este gen va a desarrollar daño hepático si consume alcohol; “claro, es el principio, porque el otro 70 por ciento que presenta hígado graso no sabemos por qué”.
Concluyó diciendo que lo importante de esta investigación es que se demuestra que este gen se induce por la gesta de carbohidratos; “se expresa en ayunas, y cuando se consumen carbohidratos se expresa de mayor manera. Esto quiere decir que los genes pueden ser modificados por distintos factores ambientales”.
Fuente: UdeC