- Tienen más posibilidad de sufrir deshidratación e hinchazón de piernas
- Se les recomienda que estén siempre bien hidratadas, no se expongan a las altas temperaturas por tiempos prolongados y usen ropa y calzado cómodo
Las altas temperaturas ambientales pueden tener consecuencias negativas en las mujeres embarazadas, como deshidratación o alteraciones en la sangre, debido a los cambios hormonales y al mayor esfuerzo para realizar sus actividades cotidianas.
En entrevista, Rodrigo Ayala Yáñez, subdirector de Intercambio y Extensión Académica del Instituto Nacional de Perinatología, explicó que las altas temperaturas generan una dilatación de arterias y venas, estancando el líquido en las extremidades inferiores.
Esa situación produce cambios en la vascularidad, debido también a que el crecimiento del útero gestante comprime los vasos que van hacia las piernas, dificultando que el líquido regrese hacia la parte central del cuerpo y al corazón, ocasionando hinchazón de piernas, formación de estrías o inflamación evidente de venas.
La falta de líquidos puede ocasionar que la sangre se haga un poco espesa y eso repercuta en la placenta, “porque la sangre debe tener suficiente volumen para pasar sangre y líquidos al feto”.
En esta etapa, la mujer es más proclive a cuadros de hipotensión o disminución de la presión arterial, acompañada de hinchazón de piernas, debilidad, mareos y desmayo, sobre todo cuando tiene cambios bruscos de temperatura.
Por ello, subrayó el especialista, es importante que mantengan un balance de líquidos y estén siempre hidratadas con agua natural o bebidas adicionadas con electrolitos.
Y es que si esas alteraciones se mantienen por mucho tiempo, puede haber problemas serios en el funcionamiento renal, porque al no generar suficiente sangre, tampoco hay buena filtración de este líquido al riñón.
También disminuye la micción aumentando la posibilidad de infecciones urinarias, debido a que el simple flujo de orina arrastra los agentes infecciosos.
El subdirector de Intercambio y Extensión Académica del Instituto Nacional de Perinatología precisó que tienen más riesgo de sufrir alteraciones por las altas temperaturas ambientales quienes están en el tercer trimestre de embarazo porque el volumen del útero les implica mayor esfuerzo y la sudoración profusa conlleva a deshidratación.
La mujer en el primer trimestre de embarazo está expuesta a golpe de calor con deshidratación, desmayo y disminución de la cantidad de sangre que llega a los tejidos, incluido el embrión, lo cual puede alterar el curso del embarazo o pérdida del producto.
Recomendó a las embarazadas traer calzado cómodo, de acuerdo con el clima que se presente, ropa ligera y adecuada para soportar las temperaturas, mantenerse hidratada con agua simple, de frutas naturales o bebidas con contenido electrolítico, evitar el exceso en el consumo de refrescos o productos calóricos, no exponerse al sol por tiempos prolongados y buscar sitios donde pueda sentarse a descansar.