martes, 29 de noviembre de 2011

Crecimiento verde: alternativa de negocio contra el cambio climático

El calentamiento global es una realidad científicamente probada, cuyos efectos adversos constatamos cada vez con mayor violencia y frecuencia. El aumento de la temperatura, cambios en la precipitación y recurrencia de las lluvias, la reducción de los glaciares, la elevación del nivel de mar y el aumento de eventos extremos representan una seria amenaza al bienestar económico y social por su impacto en la producción, la infraestructura, la salud y la seguridad.

El problema del deterioro ambiental está acompañado de costos y beneficios. Si bien es difícil estimarlos, todos los estudios apuntan a que los primeros superarán por mucho a los segundos. La lucha contra el cambio climático es urgente y nos atañe a todos: gobiernos, empresas y sociedad civil.

Son muy numerosos los estudios y proyecciones que se han hecho para conocer el impacto real del cambio climático en la economía mundial. Si bien éstos difieren en los montos estimados, todos coinciden en que en el mediano plazo las pérdidas económicas que generará el calentamiento global, por sus efectos destructivos, serán mayores que los recursos que se requieren para frenar y revertir el deterioro ambiental.

En un escenario business as usual, es decir, si no se hace nada con respecto al cambio climático, el costo total puede llegar a ser equivalente a perder 5% del Producto Interno Bruto (PIB) global cada año. Sin embargo, si se toman en cuenta otros riesgos e impactos indirectos, los costos podrían incrementarse hasta llegar a 20% del PIB o más. Sólo para América Latina, la Cepal estima que el costo económico del cambio climático entre 1972 y el 2008 fue de 360,000 millones de dólares. Para México, el gobierno calcula un costo superior a 60,000 millones de dólares cada año, cifra equivalente a 6% del PIB.

El monto de recursos financieros, técnicos y humanos que requiere transitar hacia una economía mundial baja en emisiones de carbono es importante. Se estima que el costo de adaptación al cambio climático puede ir de 4 billones a 37 billones de dólares (millones de millones de dólares). Sólo en lo que se refiere a la trasformación tecnológica necesaria para la producción de energía más limpia, la Agencia Internacional de Energía estima que se requerirán 10.5 billones de dólares del 2010 al 2030. La mera generación de energía por fuentes renovables demandará inversiones por 630,000 millones de dólares y permitirá crear más de 20 millones de empleos. Y gran parte de este costo puede traducirse en inversión que en el mediano plazo será redituable.

En junio del presente año se publicaron los resultados de una encuesta realizada a un grupo de las principales empresas administradores de fondos e inversiones [1] que representan valores por más de 14 billones de dólares. El estudio demostró que 10% de los administradores de fondos ya integró el tema ambiental en sus procesos de inversión. Pero más importante aún, se identificó que 87% de los administradores y 98% de los dueños de fondos consideran al cambio climático como un riesgo y/o una oportunidad, con relevancia cada vez mayor en sus estrategias globales de inversión.

Desde la óptica de su rentabilidad, la lucha contra el cambio climático no debe ser soslayada. El volumen del mercado global para productos y servicios ambientales se duplicará entre el 2008 y el 2020 para alcanzar 2.7 billones. A su vez, se prevé que la demanda global de trasporte se duplicará entre el 2005 y el 2050, lo cual requerirá significativas inversiones para el desarrollo de infraestructura, bienes y servicios bajos en emisiones en este ámbito. Es un hecho que ya existe un importante impulso en favor de las energías limpias. De acuerdo con el informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente de julio del 2011, la inversión mundial en energías renovables creció en 32%, de 160,000 millones en el 2009 a 211,000 millones de dólares en el 2010. Y ésta es una tendencia que sin duda continuará.

La asociación de los gobiernos con el sector privado es fundamental para resolver el problema del calentamiento global, por lo que su involucramiento en las iniciativas de adaptación y de mitigación es central. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático considera que 86% de los recursos necesarios para transitar hacia una economía verde procederá de fuentes privadas.

En el 2012 México ocupará la Presidencia del Grupo de los 20 (G-20), el cual constituye el principal foro internacional de consulta y coordinación sobre los temas más relevantes de la agenda económica internacional entre las mayores economías del mundo. Como parte de las actividades del G-20, México hospedará la reunión del Business 20 (B-20), foro de intercambio de ideas con representantes de las empresas más importantes en el mundo.


Fuente: PNUMA