miércoles, 27 de abril de 2011

En peligro de extinción, las tortugas de agua dulce

• No existe un programa formal que involucre aspectos de educación ambiental y reproducción de estos reptiles en cautiverio, advirtió Víctor Hugo Reynoso, del IB de la UNAM

Las tortugas de agua dulce se encuentran en peligro de extinción por la sobreexplotación humana y porque en México los recursos de conservación están dirigidos a las especies marinas, carismáticas y protegidas.

Además, no existe un programa formal de recuperación que involucre monitoreos, educación ambiental y reproducción en cautiverio, advirtió el investigador del Instituto de Biología (IB) de la UNAM, Víctor Hugo Reynoso Rosales.

Esos reptiles, igual que muchos otros, son utilizados para consumo humano desde la época prehispánica; el problema es que son extraídos sin ninguna regulación, aunque están protegidos por la ley, sostuvo.

Lo anterior deriva en un desmedido comercio ilegal, interno y externo. Actualmente, ejemplificó, el mercado asiático exige la venta de estos animales; es un grave problema porque la gente en busca obtener un ingreso económico, los atrapa y los vende en el mercado negro, explicó.

La tortuga blanca o Dermatemys mawii, refirió, vive al sur de México y es la única especie de una familia única en el mundo. En su mayoría se distribuye en nuestro país, aunque también habita en Belice y Guatemala. Es difícil encontrar esa especie en Veracruz y Chiapas, por lo que ya se considera en peligro de extinción.

En tanto, la chopontil o Claudius angustatus tiene un alto índice de caza; también es única en el mundo, pero a nadie le interesa su preservación y, por ende, su desaparición.

En ese sentido, el especialista advirtió que si no se instrumenta un programa de monitoreo para evaluar sus poblaciones silvestres y de reproducción en cautiverio con control genético propio de ambas especies, en el corto plazo, se extinguirán por completo.

Contaminación, venta ilegal y plagas

Otras tortugas de agua dulce podrían resistir un poco más debido a su amplia distribución; sin embargo, también requieren programas de conservación estrictos y una regulación, pues aún se puede ver en las carreteras a gente vendiéndolas sin que nadie se los impida o sancione.

Otro problema es la contaminación. Las tortugas de río, por ejemplo, ponen sus huevos en las orillas del cauce, donde prolifera la contaminación y, en consecuencia, éstos pueden ser infértiles o no completar su desarrollo, explicó.

También son afectadas por la introducción de mascotas en su hábitat natural, como la tortuga japonesa o Trachemys elegans, proveniente de Estados Unidos; al depositarse en ríos o lagos, estas últimas se convierten en una plaga que compite con las especies nativas, comentó.

Fuente: DGCS-UNAM