martes, 26 de abril de 2011

Provoca fragmentación de Los Tuxtlas desaparición de anfibios y reptiles


• En los últimos 10 años han desaparecido varias especies, advirtió Víctor Hugo Reynoso, del Instituto de Biología de la UNAM
• Se estima que en el último medio siglo se ha perdido entre 60 y 80 por ciento de la distribución geográfica original de las selvas en México
• La Reserva de la Biósfera Los Tuxtlas se conforma con 155 mil 122 hectáreas, pero se ha dividido en fragmentos de todos los tamaños, que van de una a 30 hectáreas, añadió

La fragmentación que ha padecido la región de Los Tuxtlas en las últimas décadas ha provocado la desaparición de unas 10 especies de anfibios y reptiles, informó Víctor Hugo Reynoso Rosales, investigador del Instituto de Biología (IB) de la UNAM.

En los últimos 10 años, se han realizado muestreos y no se han encontrado ejemplares de una decena de especies de anfibios y reptiles; no se sabe si se extinguieron de la zona o simplemente no han sido vistas. No obstante, añadió, “una década es un periodo importante de muestreo como para no haberlas hallado. Se trata principalmente de serpientes, una especie de rana y otra de salamandra”.

Asimismo, entre los mamíferos de gran tamaño que han dejado de existir en esa área de Veracruz se cuentan el jaguar y el tapir, y ya sólo habitan algunos medianos y pequeños.

Deforestación y pérdida de especies

El académico destacó que, en la actualidad, la pérdida de variedad biológica en las selvas tropicales es uno de los principales problemas causados por la deforestación. Algunas de las consecuencias más graves de la fragmentación de los bosques tropicales lluviosos son la extinción de especies, la modificación de las comunidades biológicas y las alteraciones en el funcionamiento de los ecosistemas.

Entre las décadas de los 60 a los 80, e incluso en los 90, Los Tuxtlas sufrieron una tasa de deforestación importante. La selva ubicada en tierra útil, plana, donde se podía introducir ganado, se acabó. Hoy, algunos campesinos aún desmontan las cimas de los cerros, y con ello, enfatizan la atomización del hábitat, pero la utilidad de esa práctica es poca, porque las vacas no suben y sólo provocan que esas zonas se llenen de helechos, que no son favorables para la regeneración de esos ambientes.

En el último medio siglo, las selvas mexicanas han estado sujetas a un proceso de transformación por la actividad humana, que ha propiciado la eliminación de entre 60 y 80 por ciento de su distribución geográfica original, así como una división y aislamiento de las selvas remanentes.

La Reserva de la Biósfera Los Tuxtlas se conforma por 155 mil 122 hectáreas. Sin embargo, la parte baja se ha dividido en una serie de espacios de tamaños variados, que van desde la reserva de la UNAM con 640 hectáreas, la parte mejor conservada, a muchos trozos de una a 30 hectáreas.

“Lamentablemente, parece ser que en las franjas de cuatro hectáreas los anfibios y reptiles desaparecen, y sólo sobreviven algunas especies muy resistentes”, dijo.

Reynoso detalló que esos animales constituyen una especia de de suma importancia porque son los primeros vertebrados en desaparecer de los sistemas, además dependen del hábitat para su reproducción y no tienen la misma capacidad de movimiento que las aves, que si no están a gusto se van a otro sitio.

Entre más grandes son las divisiones, mayor es su diversidad. Las que constan de más de seis hectáreas aún guardan una importante riqueza biológica, aún así, en espacios de hasta 30 hectáreas ya no se han encontrado mamíferos más grandes que los tejones, mapaches, tlacuaches y mono aullador.

No obstante, es factible acabar con este problema y unir las islas de vegetación para conformar segmentos de mayor tamaño o interconectarlos. “La Universidad Nacional está en posibilidades de hacer esa tarea”, aseguró Reynoso, quien encabeza el proyecto Efecto de la fragmentación, degradación y destrucción del hábitat en las comunidades de anfibios y reptiles.

La idea, explicó, es evaluar el efecto de la destrucción del entorno en la parte conservada de la selva, por un lado, y analizar los pequeños trozos dispersos, por el otro, así como observar cómo se modifican los ecosistemas de acuerdo a los remanentes, porque cada uno tiene condiciones ambientales distintas.

Riqueza y desaparición de selvas

Las selvas del sureste de México son representaciones de los ambientes terrestres más diversos que hay en el planeta. Alojan entre 60 y 80 por ciento de las especies de plantas y animales conocidas hasta el momento. Sin embargo, en algunas zonas aún desaparecen a una velocidad alarmante a causa de la actividad humana.

Como resultado de la destrucción, los remanentes de selva tropical húmeda son en la actualidad una colección de fragmentos o islas de extensiones variables y con diferentes historias de aislamiento, y es ahí donde se resguardan animales y vegetales que han sobrevivido a la destrucción del hábitat.

Hasta el momento, el conocimiento biótico es pobre, pues aunque la riqueza de especies ha sido estudiada, la comprensión acerca de la biología, ecología e importancia en los ecosistemas es somera; se carece de información para favorecer su conservación y aprovechamiento razonado.

A pesar de que las alteraciones de esos espacios son reservorios importantes de biodiversidad, sus recursos deben ser inventariados y analizados para promover el desarrollo científico y tecnológico de los estados que los resguardan.

La conservación de las selvas es fundamental, porque el germoplasma que contienen representa una riqueza biológica, parte de nuestro patrimonio natural y un potencial genético que puede ser aprovechado por la sociedad, concluyó.

Fuente: DGCS-UNAM