viernes, 1 de abril de 2011

Se requieren políticas públicas alternativas para hacer frente a la violencia

• Es una situación delicada y no se puede resolver por la vía de las armas, advirtió Rolando Cordera, profesor emérito de la UNAM
• Mario Luis Fuentes, director del CEIDAS, señaló que se requiere resaltar el tema de las diferentes violencias en México, y no sólo enfatizar una de ellas
• Clara Jusidman, presidenta fundadora de INCIDE social, consideró urgente impulsar en México un acuerdo entre las fuerzas políticas y hacer una limpieza del aparato político

Ante la violencia que vive México, académicos e integrantes de organizaciones no gubernamentales reconocieron que frente a este fenómeno se requieren políticas públicas alternativas, una participación social activa, y un acuerdo entre los actores políticos.

Se trata de una situación muy seria y delicada; no se puede resolver por la vía de las armas y demanda una intervención comprometida de intelectuales y académicos del país, advirtió Rolando Cordera, integrante de la Junta de Gobierno de la UNAM.

En el Foro Orígenes sociales, económicos y culturales de la violencia en contextos urbanos: zonas metropolitanas de Aguascalientes, Ciudad Juárez, Guadalajara y Tijuana, el también profesor emérito consideró que se ha puesto en juego la calidad y el destino mediato e inmediato nacional. En ese contexto, acotó, el fenómeno tiene una raíz social, cultural, económica y demográfica que no se ha asumido con la profundidad y la responsabilidad necesarias.

Por ello, es indispensable definir una agenda que permita a universidades, organizaciones sociales y centros de pensamiento contribuir, de forma activa y sistemática, en la discusión de alternativas de política pública.

Para Mario Luis Fuentes, director del Centro de Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social (CEIDAS), es necesario resaltar el tema de las distintas violencias y enfrentar el proceso de invisibilidad, derivado de hacer énfasis en sólo una de ellas, circunstancia que distorsiona el imaginario público y privado, y deja indefensa a la población que vive una situación aguda.

En el auditorio de la Coordinación de Humanidades, subrayó que el proceso de las violencias se debe ver no sólo como un asunto de justicia o seguridad, sino como el que articula y se convierte en uno de los ejes transversales para pensar en todo el entorno social.

A su vez, Clara Jusidman, presidenta fundadora de Iniciativa Ciudadana y Desarrollo Social (INCIDE social), señaló la urgencia de impulsar un acuerdo entre las fuerzas políticas, y realizar una limpieza del aparato político, como lo hicieron italianos y colombianos. “Sin embargo, en México venimos de una confrontación y vamos hacia otra en el 2012”.

Además, en las investigaciones referentes, muchas veces no se aborda el aspecto político. Cambios de funcionarios, confrontaciones entre partidos y conflicto sin espacios de diálogo, generan una cultura de falta de consensos.

Población, desarrollo urbano y vivienda

En la primera mesa del encuentro, denominada Población, desarrollo urbano y vivienda, Raúl González, académico del Colegio de la Frontera Norte, indicó que la migración en ciudades fronterizas, en particular Tijuana, es un detonante de fricciones y no sólo de violencia social. Además, en el área laboral también se genera intimidación, sobre todo contra ciertos grupos, como las mujeres.

Luis Felipe Siqueiros, consultor del Banco Mundial, indicó que las políticas públicas, que se han visto reflejadas en la incapacidad institucional para regular, planear y compartir responsabilidades con la sociedad e informar, han propiciado desarrollos proclives al conflicto urbano.

A su vez, Luis Enrique Zavala, miembro de la organización no gubernamental “Tijuana calidad de vida”, comentó que la zona metropolitana de esta ciudad se encuentra fragmentada, tras mucho tiempo de vivir en un ambiente de desencuentro.

Por último, Delia Brenda Acosta Beltrán, de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, apuntó que hasta hace varios años en esta urbe había un gran déficit de vivienda para los migrantes. Entonces, se comenzaron a construir casas de interés social y ahora el problema es la gran cantidad en abandono, que las hace espacios potenciales de violencia e infecciones, al convertirse en basureros comunitarios.

Fuente: UNAM